viernes, 22 de abril de 2011

Los Sucesos de Casas Viejas

En este vídeo se hace referencia a la represión, por parte de las fuerzas del orden al servicio de la República, de una rebelión campesina en enero de 1933 en la localidad gaditana de Casas Viejas. Se reconstruyen dichos sucesos a partir de testimonios y análisis históricos. Se ofrecen datos de los sucesos y de sus antecedentes: paro, hambre, frustración de las esperanzas creadas por la proclamación de la República...

El 8 de enero de 1933, se iniciaron alzamientos anarquistas en Barcelona, Madrid y Valencia. La insurrección fue sofocada rápidamente, pero tres días después, el 11 de enero, estalló inesperadamente la lucha en el pequeño pueblo andaluz de Casas Viejas, en Cádiz.

Los jornaleros del pueblo (la mayoría afiliados a la CNT) destituyen al alcalde, que era republicano radical, y se dirigieron hacia el cuartel de la Guardia Civil para que se rindieran. El sargento de la Benemérita responde que "antes morir que entregarse", y se produjeron los primeros disparos, mientras los campesinos quemaban el Ayuntamiento. Por la tarde, llegan refuerzos (doce guardias de asalto y cuatro guardias civiles al mando del teniente Fernández Artal) que ocupan el pueblo y registran las casas. Delante de la choza del "Seisdedos" (carbonero con casi 73 años) mueren dos guardias de disparos desde el interior. Se para el tiroteo y a las diez de la noche llegan más guardias de asalto desde Cádiz que traen bombas y una ametralladora. Sobre las dos de la mañana, por orden del capitán Rojas, se preparan unas piedras envueltas en algodón empapado en gasolina, se prende fuego a la choza del "Seisdedos" y dentro mueren seis personas, más dos abatidas por la ametralladora cuando intentaban escapar. A continuación, ejecutaron una terrible venganza en el pueblo, matando a todos aquellos que se negaban a abrir la puerta y a los que pasaban por la plaza.

Este suceso simbolizó la furia y el martirio que padecieron los campesinos andaluces que no tenían tierras. El pueblo quedó arrasado, tanto por la masacre como por los encarcelamientos que siguieron. Prácticamente todas las familias se vieron afectadas y los rumores sobre de quién era la responsabilidad y la culpa de los hechos, creó una enemistad que perduró durante décadas.

La ira pública provocada por el encubrimiento de la masacre (y otros conflictos y confusiones internas), minó la credibilidad del gobierno y fue en gran medida motivo de su caída. La oposición radical y de la derecha exigió una investigación parlamentaria, y tanto la prensa como la opinión pública responsabilizaron a Manuel Azaña de los hechos, derrocando al primer ministro y a su gabinete de la presidencia. El alzamiento de Casas Viejas se convirtió en uno de los incidentes que condujeron a la Guerra Civil.

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