miércoles, 27 de abril de 2011

Consecuencias de la Guerra Civil

Cualquier guerra significa un desastre, pero si es civil, el desastre es mayor porque el odio que subyace detrás de las contiendas civiles es superior.

El impacto en pérdidas humanas de la guerra fue considerable. Se estima que las víctimas de la contienda superaron el medio millón de personas, incluyendo los muertos en combate, los represaliados en la retaguardia -represión masiva y sangrienta en muchos momentos de la guerra- y los ejecutados por los vencedores tras la guerra.


Al finalizar la guerra, se abrió otra herida: la de los exiliados (unos 300.000), obligados a abandonar el país, y que se amontonaron en los campos de refugiados de las costa francesa o huyeron a México o Argentina, muchos de los cuales ya no regresarían.
Esta emigración constituye un serio impacto en la demografía española, un impacto tanto más sensible por cuanto desde un punto de vista laboral se compone de personas jóvenes, y porque desde un punto de vista cultural engloba a un importante sector de artistas, escritores, científicos... Además, tanto por las especiales circunstancias de masificación en las que se produce, como por la incidencia que la Guerra Mundial tuvo sobre los exiliados, esta expatriación fue para buena parte de sus componentes especialmente penosa y duradera.

La guerra dejó una profunda huella en las actividades económicas: destrucción de las infraestructuras, de la cabaña ganadera, del parque automovilístico y ferroviario, de las industrias...

La destrucción de los recursos económicos e infraestructuras trajo en los años cuarenta los "años del hambre". Se produjo un estancamiento económico durante toda la década, no recuperándose el PIB de 1936 hasta la década de los sesenta.

El empobrecimiento del país es indudable, la destrucción de viviendas fue notable, el 10% fueron destruidas, y otras muchas dañadas; ciudades como Teruel quedaron convertidas en un gran solar.

La riqueza del país disminuyó 1/3. Las comunicaciones fueron las que más sufrieron; carreteras, puertos, aeropuertos, puentes, transportes, etc., fueron objetivos de ambos bandos.


  
 La victoria del bando nacional acarreó el establecimiento en España de una dictadura militar que se prolongaría durante casi cuarenta años, con la pérdida de libertades y la persecución de cualquier forma de disidencia.

Desde el punto de vista social, los vencedores desarrollaron una política de represión sobre los vencidos. Esta política se apoya en dos leyes: la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que atribuye a los jueces, al ejército y al Partido Falangista determinar quién incumple esta ley; y la Ley de Represión de la Masonería y Comunismo (1939). La represión de posguerra afectó a una gran cantidad de personas; se ejecutaron al menos a 300.000 personas, los condenados a muerte fueron más, pero se les conmutó por cadena perpetua.

En 1939 la población reclusa llegaba a los 300.000 individuos, la mayoría eran presos políticos. A finales de 1940 eran ya solo 150.000, y hay que esperar hasta 1950 para que el número de presos se normalice (30.000).

También hay que añadir que al menos 500.000 personas abandonaron el país. Aunque muchos regresaron, en el exilio quedaron intelectuales, pensadores, artistas, etc. que encontraron acomodo sobretodo en universidades americanas. Así, con la salida de estos personajes intelectuales, se empobrece nuestra cultura.

Otra consecuencia será el aislamiento del país que se terminara de concretar en 1945. Por otra parte el sistema político tras la guerra no tenía vocación de pervivencia y se tuvo que volver a la democracia después de la muerte de Franco en 1975.

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